Una planta de residuos RDC (de construcción y demolición) es un centro que se dedica a la gestión de toda clase de materiales procedentes de procesos edificativos, reformas, movimientos de tierras y excavaciones, reparaciones, etcétera. El cometido de estas instalaciones es el de asegurar que el tratamiento de estos desperdicios sea el que se establece en el Real Decreto 105/2008, que regula su gestión y producción, y que contribuya al desarrollo sostenible.
Las actividades que se desarrollan en estas plantas de residuos son las de recepción, valoración, separación, clasificación y tratamiento para el reaprovechamiento de las materias primas. La gestión medioambiental en estos centros es, por lo tanto, una de las principales premisas. En función de la naturaleza y tipología de cada uno de los residuos, se lleva a cabo una exhaustiva selección de estos para minimizar su impacto en el entorno.
Qué materiales se gestionan en una planta de residuos RCD
En efecto, los materiales que se gestionan en estas plantas son aquellos que se producen en procesos de construcción y demolición. Se coloca esta etiqueta a los que se generan en entornos urbanos y, sin embargo, no pueden ser considerados como residuos sólidos porque su composición es distinta a nivel no solo cualitativo, sino también cuantitativo.
Los escombros que llegan a estas instalaciones para su tratamiento contienen principalmente hormigón, piedras, maderas, metales, tabiquerías, cartón, plástico, papel, vidrio… En ellas también se recepcionan otros que son peligrosos porque pueden entrañar riesgos para la salud, como el fibrocemento o amianto, botes de spray, restos de asfalto, residuos finos procedentes del cribado de otros materiales, etcétera.
En conclusión, una planta de residuos RDC ha de separar y transferir todos estos restos a las instalaciones habilitadas para su correcto tratamiento. De todo ello se ocupan operarios cualificados y equipados con las herramientas adecuadas.
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